LOS ANTIGUOS SEGUIDORES ROMANOS REVELARON
LA RAZON DE LA MUERTE
DE LOS APOSTOLES PABLO Y PEDRO
Amados, la Escritura no da grandes detalles de las muertes de dos
de los mas importantes apóstoles, Pedro y Shaul. Pero algunos manuscritos antiguos y comrpobados genuinos que datan de hace casi dos milenios,
proveen la única versión de lo que tal vez pudo haber acontecido.
No decimos que todo lo que esas fuentes describen (que la Iglesia de Roma
llama fuentes "apócrifas") fue necesariamente como realmente pasó,
pero muy bien pudo haber pasado como nos relatan...
de los mas importantes apóstoles, Pedro y Shaul. Pero algunos manuscritos antiguos y comrpobados genuinos que datan de hace casi dos milenios,
proveen la única versión de lo que tal vez pudo haber acontecido.
No decimos que todo lo que esas fuentes describen (que la Iglesia de Roma
llama fuentes "apócrifas") fue necesariamente como realmente pasó,
pero muy bien pudo haber pasado como nos relatan...
Queridos míos y del Cordero Mayor, que el favor, la paz y la misericordia del Padre Kodesh Yahweh estén SIEMPRE con Ustedes; y que Ustedes estén SIEMPRE con y en el Mashiaj Yahushua, que es Su Hijo Ungido y a quien "todo poder y toda autoridad ha sido dado en el cielo como en la tierra." Y parte de ese maravilloso poder consiste en su capacidad y voluntad de perdonarnos y salvarnos. (Y por esta razon no nos debemos alejar de El, sino acercárnosle cada vez mas y mas).
Una vez mas, por la expresa voluntad y misericordia de Yahweh, les habla y saluda afectuosamente su siervo y hermano en Mashiaj, Rafael. A todos los hermanos y hermanas, un abrazo y beso kodesh de mi parte.
Nuestro Rescatador y Salvador Yahushua (el Ungido HIJO DE YAHWEH, bendito sea por siempre) nos ha estado "llamando" y sacando del destierro espiritual (un Egipto figurado) en que estabamos viviendo---alejados de nuestra propia tierra y de las promesas--- y trayendo a Su redil como un Pastor fiel y responsable que busca a Sus amadas ovejas que habian estado perdidas.
Las ovejas, evidentemente y como es de esperarse, confian en El porque saben que El las ama y las cuida y protege del peligro. Por fe, y sin haber visto con ojos fisicos, creen en todo lo que se dice en las Escrituras sobre Su Amo, porque ellas tienen "ojos espirituales" que les permiten ver todas estas cosas que la demas gente del mundo no puede ver con simples ojos fisicos...
Pasemos ahora al mensaje de este día.
Amados, la existencia de los personajes protagonistas de los sucesos descritos a continuación no es legendaria sino real. Pocos detalles dán los libros "canonizados" por la Iglesia Católica como dignos de formar parte de las Biblias occidentales, respecto al malévolo personaje conocido como "Simón el Mago," y calla totalmente sobre su influencia en el pueblo romano y su líder político/religioso, el emperador.
Así mismo, el silencio impera en torno a los detalles de las muertes de los insignes apóstoles Shaul (Pablo) y Kefas (Simón Pedro).
Amados, en la Escritura sí se nos confirma que los apóstoles ya se habían enfrentado al inicuo Simón el Mago en un suceso en Galilea.
En esa ocasión, el hechicero y soberbio "Simon Magus" (falso pero alegado "mártir y fundador" de la iglesia universal impostora de Roma y a menudo confundido con el apóstol Simón Pedro), les ofreció dinero si ellos le imponían las manos y le daban del Espíritu Santo de Yahweh.
Naturalmente, y como era de esperarse, los apóstoles de Yahushua Ja Mashiyahj objetaron y lo maldijeron en esa ocasión. Así el inicuo mago se retiró frustrado y rencoroso al no conseguir de ellos lo que quería. Ahi parece que todo termina. Al menos la Escritura no le da mayor importancia a este impostor.
Pero no todo quedó ahí, queridos amigos y amigas. Simón el Mago salió de la eretz de Israel pero continuó activo en su familiar ROMA. El debate continuó varios años después, y llegó a su clímax precisamente en la ciudad de Roma, ¡y en presencia del propio emperador Nerón!
La historia relata que este posterior encuentro sucedió así:
Llegando a Roma en una ocasión, los dos apóstoles enfrentaron a Simón el Mago por los contínuos engaños que este último hacía a la gente de allí, y por como éste los desacreditaba siendo ellos los apóstoles genuinos. Este impostor persistía en seducir y desviar a los hermanos y hermanas de la Asamblea en Roma.
Tras un milagro que no da ahora lugar suficiente aquí para relatar, quedó este infame Simón tan avergonzado con la última reprensión, que tuvo que esconderse por un año entero antes de animarse a comparecer ante el público otra vez. Este impostor tenía la dicha de contar con un influyente amigo romano que lo ayudaba...pero no contaba con la ayuda de Yahweh.
Según los libros históricos de la época que hablan del tema, Simón el Mago era amigo personal del abominable emperador romano, Nerón. A pesar de lo vergonzoso que ya le había pasado promoviendo su magia en tierras samaritanas y en otros lugares donde había conversos y creyentes, posteriormente el Mago Simón retornó a Roma y reanudó la amistad que desde antes tenía con Nerón. Dice el historiador religioso León, que el mago, después de su regreso a Roma, convocó al pueblo romano y en un despliegue de emociones contra "los galileos," le dijo a toda le gente de Roma, quejándose:
"Los galileos me han ultrajado gravemente. He decidido abandonar definitivamente esta ciudad en la que tantos favores os he hecho. No quiero seguir viviendo en la tierra. Oportunamente os comunicaré la fecha de mi ascensión al cielo."
Esta afirmación consternó, y llamó la atención de su amigo Nerón. A ambos les fascinaban los hechizos y los poderes de lo oculto, y las doctrinas religiosas obscuras y mezcladas. Sin embargo, Simón el Mago se había dedicado enteramente a ellas y se hacía pasar por genuino apóstol del Altísimo, y allí en "la ciudad de las siete colinas," ahora se despidió de la gente, no sin antes prometer a Nerón y al Pueblo romano que al día siguiente subiría al cielo para confirmar su divinidad y hacer felices a los que creían en él---y de una vez descargar su ira sobre Pedro y Pablo que estaban reunidos por última vez en Roma, y verlos finalmente desacreditados.
¡Esa era la intención de la carta! ¡Conseguir la empatía de todo el pueblo romano! ¡Y desacreditar a los genuinos apóstoles de Yahushua ja Mashiaj!
Al enterarse Shaul y Pedro de las intenciones de este mal-nacido, los dos apóstoles le replicaron a Simón Magus a una voz, que eran ellos dos y no él quienes iban camino de la gloria celestial, y llevados por el verdadero Amo del cielo y de la tierra; mientras que él iba dirigido a toda prisa hacia su castigo, llevado por el demonio. ¡Le dieron una reprensión! Pero Simón el Mago los ignoró.
El Mago Simón pidió al emperador que hiciera construír una torre altísima sobre vigas de madera muy fuertes, para que cuando él se subiera a ella lo recogieran sus ángeles (por supuesto, serían en todo caso, ángeles de los inicuos) para cuando él se tirase al vacío fuese transportarlo directamente al cielo. Amados, ¡este inicuo tenía una gran fé en sus propios hechizos y poderes de las regiones obscuras!
Conociendo muy bien que Satanás le había concedido poderes sobrenaturales a este malvado hombre, Pedro y Pablo trazaron una estrategia para contrarrestar el efecto tan adverso que presenciar un evento tan sobrenatural como ese tendría sobre los romanos si Simón el Mago se salía con la suya o quedaba impune.
Shaul, por su parte, se puso en oración para probar falso a Simón el Mago, y evitar que éste se saliera con la suya; mientras que Pedro retó públicamente al susodicho mago a poner fin a su intento, porque Pedro ya estaba viendo a Yahushua "que llamaba a los Suyos a la gloria del cielo," y le refutó a Simón Magus que para poder irse con el Amo Yahushua, el Mago tendría que arrepentirse.
Ante todo este intercambio y auto-imputaciones de alegadas fidelidades y divinidades, Nerón no sabía a quién de todos creer, ni quien era el que verdaderamente tenía mas autoridad divina, ¡porque ahora los dos apóstoles de Yahushua también hablaban de subir al cielo...!
¡Pero no le habían ofrecido a Nerón compartir su gloria con él! (¡Y el astuto Simón Magus sí lo había hecho!)
Entonces, por otra parte tenemos que para ganar su favor y confianza, Simón el Mago le prometió a su amigo Nerón que cuando él subiera al cielo, luego haría subir también al mismo emperador. "Pues hazlo enseguida"---fue la reacción de Nerón, que evidentemente ansiaba ver si su amigo el Mago cumplía todas sus palabras.
Algunos días después fue que él convocó nuevamente al público romano para que cuantos deseasen presenciarlo, fuesen testigos de su viaje a la gloria. Así pues, el Mago Simón, flamantemente vestido y coronado de laureles, se subió a la altísima torre de madera, y según la versión del exégeta Lino, subió "muy por encima del Capitolio," y desde esa gran altura, se lanzó al vacío y misteriosamente "empezó a volar por los aires, ante la vista incrédula de la gente." Al ver aquello, Pablo dijo sobriamente a Pedro:
"A mi me corresponde orar; y a ti, dar las órdenes debidas."
Nerón, que naturalmente se hallaba presente en el lugar, al presenciar tan asombroso milagro, interpeló a Pedro y a Shaul queriendo hacerles ver que ellos eran unos mentirosos, mientras que era Simón el que decía la verdad. Dirigiéndose a los apóstoles, emitió este juicio: "Este hombre es sincero; ¡vosotros sois los embaucadores!" Pero Pedro le insistió a Nerón en que todavía no había terminado el lance. Entonces Pedro dijo a Pablo, quien seguía orando:
"Shaul, levanta la cabeza, ¡y fíjate!"
Levantó Shaul la cabeza, y al ver que con la ayuda de los demonios Simón seguía volando y entretanto la gente maravillada, por su parte le urgió: "Pedro ¿qué esperas? ¡Acaba la obra que comenzaste, que ya nos llama el Amo! ¡Haz ya lo que vas a hacer!" Y en efecto, queridos míos, Pedro lo hizo.
Invocó a Yahweh---según habían quedado---y conjuró contra los ángeles de Satanás, quienes transportaban a Simón por el cielo, para que no prevalecieran en su empeño y lo soltaran de inmediato. Pedro inmediatamente exclamó, mirando al cielo:
"¡Espíritus de Satanás que lleváis a este hombre por el aire! ¡En el nombre de Yahushua yo os mando ahora que no lo sostengáis más, y que lo dejéis solo para que caiga y se estrelle!"
En aquel preciso momento, los demonios que lo sostenían y llevaban volando por el aire, se le retiraron, y el Mago Simón desde lo alto se empezó a desplomar al suelo.
Así tal cual, relata el libro histórico que hicieron los espíritus del maligno, queridos míos; ante la vista de un gran público que incluía a Nerón, soltaron a Simón el Mago en pleno vuelo---quien bajaba frentéticamente tratando de conjurar nuevamente a sus espíritus, y asustado al no ver que no tuvo éxito, gritando vino a caer sobre la famosa Vía Sacra---y al estrellarse contra las piedras del pavimento, ¡se rompió la cabeza y quedó muerto, no antes de que su cuerpo se hubiera partido en cuatro grotescos pedazos!
Ése fue el trágico final del enemigo de los Apóstoles Pedro y Pablo y de la genuina asamblea o iglesia del Amo Yahushua; según relata el texto de este libro histórico y auténtico pero apócrifo. Los detalles fundamentales de este suceso son comunes a otros documentos tempranos, como los primitivos apócrifos "Hechos de Pedro"---que, de paso, ya no tienen ningún valor canónico por éstos haber quedado corrompidos por el tiempo.
Según el desarrollo del debate a lo largo del apócrifo, la muerte de Simón Magus había representado no sólo su derrota dialéctica, sino incluso la de Nerón. El emperador, que había llegado a creer en la absoluta divinidad del Mago, lleno de dolor y de furia por el trágico final de aquel hombre amigo suyo que le había prometido llevarlo a la gloria, se encaró con los dos apóstoles y les dijo:
"No puedo fiarme de vosotros. Os daré un castigo conveniente para que os sirva de escarmiento."
El desilucionado Nerón, al ver que en ese momento no se cumplieron totalmente las promesas de su amigo Simón, mandó a custodiar el cuerpo del caído durante tres días, pues estaba totalmente convencido de que en menos de eso resucitaría, y que entonces las podría cumplir. Posiblemente Nerón pensaba: "¡Al menos Simón consiguió volar unos minutos! Y si él pudo hacer eso, entonces las divinidades que lo apoyaban lo apoyarán una vez mas..."
Nerón también cumplió su amenaza y detuvo a Pedro y a Shaul, y encargó su vigilancia a un ilustre romano llamado Paulinus, quien, a su vez, mandó a Mamertinus que los llevara a la cárcel. Mamertinus encerró a los dos apóstoles en un calabozo y confió la custodia de los dos presos a dos solados cuyos nombres eran Procesus y Martinianus, quienes, convertidos enseguida a la fe del Amo Yahushua por el apóstol Pedro, ¡abrieron las puertas de la prisión y dejaron en libertad a ambos prisioneros!
Este justo hecho sin embargo le costó la vida a Procesus y Martinianus, queridos amigos; pues Paulinus, cuando Pedro y Pablo fueron liberados, juzgó a ambos soldados culpables de su escape, y, al descubrir que los dos se habían hecho creyentes del Amo Mashiyahj, dió cuenta de ello a su jefe Nerón, quien mandó que fuesen inmediatamente decapitados.
Al mismo tiempo, el iracundo emperador ordenó encontrar y arrestar de inmediato a los dos apóstoles---a quienes consideraba responsables de “un hecho tan terrible” como la muerte de Simon Magus, quien a propósito nunca resucitó. Nerón trató con el prefecto Agripa el tema del castigo que estos dos hombres "violentos" se merecían. Agripa estimaba que el romano Shaul era inocente y sin religión conocida, por lo cual debía morir decapitado.
Pedro, por otra parte, como reo extranjero y culpable de homicidio, tenía que ser crucificado. Al no ser romano y haber sido juzgado como homicida, ¡esa era la muerte que le correspondía! De inmediato Nerón consideró acertado el criterio de su prefecto, queridos míos, ¡y los mandó a ejecutar tan pronto los encontraran!
Sin embargo, cuando Pedro salió de aquella cárcel, sus hermanos en la fe le rogaron que huyera de la ciudad conociendo ellos la ira de Nerón, y, aunque él al principio se resistió a hacerlo, finalmente convencido por ellos se dispuso a salir de Roma, mas al llegar a una de las puertas de la muralla situada en el lugar que actualmente lleva el nombre de Santa María "ad passus," según Lino y León, ahí fue que Pedro vió al Mashiaj Yahushua que venía directo hacia él. Pedro, al verlo, le dijo:
"Domine, quo vadis?"---o al menos así dice el texto del libro en latín. O sea, "Amo, ¿adónde vas?"
"A Roma, para que me crucifiquen de nuevo"---le respondió Yahushua.
"¿Para que te crucifiquen de nuevo?"---le preguntó extrañado e ingenuo Pedro.
"Sí"---le contestó el Amo, sabiendo lo que le estaba por suceder a Pedro.
¡Fíjense en la gran misericordia y amor de Yahushua! ¡El sabía que Nerón se había propuesto atrapar y crucificar a su amado discípulo Pedro, y ahora El no lo quería hacer sentir que estaba solo!
Entonces Pedro, ya percatado, exclamó: "En ese caso me regreso allá para que me crucifiquen también a mí contigo. Mi hora me ha llegado."
En aquel preciso momento el Amo Yahushua subió al cielo ante la mirada atónita de Pedro, quien comenzó a llorar de la emoción, porque repentinamente se dió cuenta de que la crucifixión de que Yahushua había hablado era la que a él le aguardaba, es decir, la que el Amo iba nuevamente a padecer a través de su propia crucifixión estando Yahushua morando plenamente en este apóstol, y muerte la cual El Amo le había predicho a Pedro años antes.
Inmediatamente Pedro volvió sobre sus pasos, se internó en la ciudad y refirió a los hermanos la visión que había tenido. Poco después, los soldados de Nerón lo encontraron y detuvieron, y en calidad de prisionero y prófugo de la justicia lo condujeron de inmediato a la presencia del prefecto Agripa.
Según el relato de Lino, el rostro de este gran apóstol, al comparecer ante el juez, resplandecía como el sol. Agripa al verle, le trató de insultar:
"¡De manera que tú eres ese sujeto que en determinadas reuniones con la plebe se da tanta importancia...! Tengo entendido que aprovechas tu influencia sobre las mujeres que te siguen, para inculcarles que no se acuesten con sus maridos..."
Pedro, encarándose con el prefecto, le respondió:
"Yo no me doy importancia ni presumo de nada, ni de nada me glorío; pero sí te hago saber que lo único que de verdad me importa es ser fiel discípulo de mi Amo Yahushua Ja Mashiyahj, el Crucificado en Jerusalém."
Agripa tenía a Pedro condenado a morir en una cruz; ya que podía legalmente aplicársele este tormento, puesto que era forastero y reo de muerte; en cambio, a Shaul, debido a que era ciudadano romano y no podía según las leyes de Roma ser castigado con este mismo procedimiento, lo había condenado a muerte por el método de decapitación.
Dionisio, en carta escrita a Timoteo con motivo de la muerte de Pablo, habla de la condena recaída sobre el uno y el otro apóstol, y se expresa de esta manera:
"¡Oh, hermano mío Timoteo! ¡Si hubieses sido testigo de los últimos momentos de estos mártires, hubieras desfallecido de tristeza y de dolor! ¿Cómo oír sin llorar la publicación de aquellas sentencias en las que se decretaba la muerte de Pedro por crucifixión, y la de Pablo por degollación? ¡Si hubieses visto como los gentiles y los judíos los maltrataban y lanzaban salivazos sobre sus rostros!"
"Cuando llegó el momento en que deberían separarse para ser conducidos al lugar en que cada uno de ellos había de ser ejecutado---¡momento verdaderamente terrible!---aquellas dos columnas del mundo fueron maniatadas entre los gemidos y sollozos de los hermanos que estábamos presentes. Entonces dijo Pablo a Pedro: "La paz sea contigo, ¡oh fundamento de todas las Iglesias y pastor universal de las ovejas y corderos de Mashiyahj'!"
"Pedro, por su parte respondió a Pablo: "¡Que la paz te acompañe también a ti, predicador de las buenas costumbres, mediador de los justos y conductor de sus almas por los caminos de la salvación!" Una vez que los separaron al uno del otro---pues no los mataron en el mismo sitio ni al mismo momento---yo seguí a mi maestro." Eso dijo Dionisio refiriéndose a su hermano, amigo y maestro Pablo, y hasta aquí llega el tristísimo relato de Dionisio.
Por otra parte, León y Marcelo refieren que en el momento en que Pedro iba a ser crucificado, el apóstol dijo lo siguiente a sus verdugos:
"Cuando crucificaron a mi Amo, pusieron su cuerpo sobre la cruz en posición natural---con los pies abajo y la cabeza en lo alto---y en esto sus verdugos procedieron acertadamente, porque mi Amo descendió desde el cielo a la tierra; a mí, en cambio, debéis ponerme de manera distinta: con la cabeza abajo y los pies arriba; porque además de que no soy digno de ser crucificado del mismo modo que Él lo fue, yo, que he recibido la gracia de su llamada, voy a subir desde la tierra hasta el cielo; os ruego por tanto que, clavar mis miembros a la cruz, lo hagáis de tal forma que mis pies queden en lo alto y mi cabeza en la parte inferior del madero."
"Los verdugos tuvieron a bien acceder a este deseo, y, en consecuencia, colocaron el cuerpo del santo apóstol de Yahushua sobre la cruz, de manera que sus pies pudiesen ser clavados separadamente en los extremos del travesaño horizontal superior, y las manos en la parte baja del fuste, cerca del suelo."
"El público que asistió a este espectáculo, en un momento dado comenzó a amotinarse, a proferir gritos contra Nerón y contra el prefecto, a pedir la muerte de ambos y a intentar la liberación de Pedro; pero éste les suplicó que no impidiesen la consumación de su martirio."
Según los relatos de Hegesipo y de Lino, el Amo Yahushua premió a cuantos llorando de compasión presenciaron la terrible y desgarradora escena, abriendo sus ojos y permitiendo que vieran a Pedro, ya crucificado, ¡rodeado de ángeles que tenían en sus manos coronas de rosas y de lirios, y a Yahushua colocado a la vera del mártir mostrando al apóstol un libro abierto!
¡Todos los creyentes pudieron ver la misma visión! ¡Vieron al Amo Yahushua salvando a Pedro, sujetando el Libro del juicio en favor de este apóstol---por todas las buenas obras que a su favor estaban escritas allí! ¡Y vieron "otro pliego" del mismo libro que Pedro empezó a leer!
Hegesipo dice que Pedro, al ver junto a sí el libro que Yahushua le mostraba, comenzó a leer en voz alta, para que todos lo oyeran, lo que estaba escrito en él, y que lo que leyó fue lo siguiente:
"Amo, yo he deseado imitarte; pero no me he considerado digno de ser crucificado en la posición en que a Ti te crucificaron; porque Tú siempre fuiste recto, excelso, elevado; nosotros, en cambio, somos hijos de aquel primer hombre que hundió su cabeza en la tierra; por eso, ya en nuestra manera de nacer representamos la caída de nuestro primer padre, puesto que nacemos inclinados hacia el suelo, tendiendo a derramarnos sobre él y con una naturaleza de condiciones tan cambiadas y tan propensa a incurrir en errores, que frecuentemente lo que juzgamos correcto en realidad no lo es."
"Tú, Amo, para mí significas todas las cosas; lo eres todo para mí; fuera de Ti, no quiero nada. Mientras viva y sea capaz de razonar y pueda hablar, Te diré siempre y con toda mi alma: ¡Gracias, mi Elojim!"
De la oración que acabamos de transcribir se deduce que fueron dos los motivos por los que este santo apóstol no quiso ser crucificado en la posición normal, en que lo fue Mashiaj.
De acuerdo a la visión que hemos referido, queridos míos, considerando Pedro que los fieles que asistían a su martirio habían sido testigos de aquella glorificadora escena, dió gracias a Yahweh, encomendó a Su misericordia a los creyentes, y expiró. El recuento dice que sus fieles discípulos romanos, principalmente Marcelo y Apuleyo, desenclavaron su cuerpo, lo ungieron con variados aromas, y lo sepultaron.
Según sigue la historia, a Pablo/Shaul lo condujeron encadenado para decapitarlo a tres millas de distancia. El dato concreto coincide con el lugar de "Las Tres Fuentes" en Roma, desde entonces señalado por la tradición como el lugar definitivo del martirio del Apóstol de los Gentiles. Paralelamente, el apócrifo refiere que así lo hicieron los soldados en el lugar denominado, “Aguas Salvias.” Se refiere al mismo lugar.
El apóstol Pablo, por su parte, empezó a caminar con sus verdugos cuando se encontró con Plantila, una mujer piadosa que era tuerta de un ojo, que era una de sus discípulas. Dionisio en su recuento dice que esta creyente se llamaba Lemobia.
Fuese Lemobia o Plantila --- probablemente esta mujer tenía dos nombres como era común--- comenzó entre sollozos a encomendarse a las oraciones del apóstol. Al ver a su maestro Pablo injustamente encadenado, se compadeció de él y se puso a llorar a gritos. Shaul se fijó en la mujer, y le pidió el pañuelo que ella llevaba a la cabeza con el propósito de devolvérselo, y quien tratando de tranquilizarla le dijo:
"Plantila, hija de la salvación eterna: dame el velo con que cubres tu cabeza; con él quiero vendarme los ojos; más adelante te lo devolveré."
Mientras se lo daba, los verdugos, burlándose, dijeron a Plantila:
"¡Qué tonta eres! ¿Cómo te fías de este mago impostor, y le das esa tela tan preciosa que vale sin duda su buena cantidad de dinero? ¿Crees que la vas a recuperar? ¡Ya puedes darla por perdida!"
Los soldados romanos tomaron a risa todo esto gesto, pero la mujer les rogó que le ataran con el pañuelo la cabeza de Shaul cuando lo decapitaran. (El pañuelo, que tras la muerte de Shaul tenía algunas manchas de sangre, curiosamente le llegó devuelto a las manos de la mujer, y en cuanto Plantila se lo colocó sobre su cabeza,¡milagrosamente recuperó el ojo que tenía perdido!)
Una vez llegados al sitio en que Shaul iba a ser decapitado, el santo apóstol se volvió hacia el oriente---hacia donde Yahushua dijo que aparecería cuando retornara--- elevó sus manos al cielo, y llorando de emoción oró en su propio idioma, y dio le gracias a Yahweh durante un largo rato.
Luego se despidió de los creyentes que estaban presentes, se arrodilló con ambas rodillas en el suelo, se vendó los ojos con el velo que la sierva Plantila le había dado, colocó su cuello sobre la ranura; e inmediatamente, en esta postura, fue decapitado; mas, en el mismo instante en que su cabeza salía despedida del tronco, su boca, con voz enteramente clara, pronunció esta simple invocación una final vez, tantas veces repetida dulcemente por él a lo largo de su vida: "¡Yahushua Ja Mashij!"
En cuanto el hacha cayó sobre el cuello del mártir apóstol, queridos míos; de la herida brotó primeramente un abundante chorro de un líquido blancuzco que fue a dar contra las ropas del verdugo; luego comenzó a fluir sangre y a impregnarse el ambiente de un olor muy agradable que emanaba del cuerpo del mártir y, mientras todo esto sucedía, en el aire brillaba una luz intensísima.
Nada de esto pasó por desapercibido, queridos míos, y llegó a oídos de muchos del Pueblo y del propio emperador Nerón (quien se dice que recibió estos informes con aparente molestia).
Después del relato de la muerte y sepultura de Pedro, refiere el apócrifo a detalles del encuentro de los soldados que habían decapitado a Shaul, con la mujer llamada Plantila. Los soldados llegaron donde ella y le explicaron que habían hecho lo que ella les había pedido, pero que luego por un exceso de confianza habían perdido su pañuelo. No podían ascertar su paradero ni que alguien se lo hubiera robado.
Pero ella, jubilosa, les contó lo sucedido, y en cuanto a cómo su pañuelo le había sido devuelto de forma muy misteriosa por otras manos, y que al ponérselo había recuperado su ojo; hecho por el cual, al contarlo, enseguida otras mujeres se habían convertido en esclavas del mismo Amo y Elojim de ella y del apóstol Pablo.
Asimismo los soldados quedaron estupefactos con el milagro, y se conmovieron y gritaron a una: “¡Nosotros también somos siervos del Amo de Shaul!"
Proclamaban incluso: "Hemos creído en el Ungido del que Pablo predicó, y ahora somos también creyentes." Pero mientras mucha gente se alegraba y glorificaba a Yahushua por estas cosas que oían y veían, por otro lado otras personas se llenaban de ira...
Al oír de todas estas cosas, Nerón se llenó de cólera y ordenó que Plantila fuera encarcelada y que finalmente fuese arrojada por un precipicio. Entre tanto, queridos míos, una humilde mujer amiga suya, de nombre Potenciana---que sucede que era la hermana de la esposa de Nerón---fue convencida por Plantila, y también se convirtió a la fe del Apóstol Shaul. Después de ser amenazada por el emperador, y de ella rehúsar callar, Potenciana padeció variados tormentos, y terminó siendo falsamente acusada y condenada a la hoguera.
El libro termina de forma muy apropiada: refiriendo el castigo del propio emperador Nerón, que por injusticias como éstas, cayó en desgracia de su ejército y del pueblo romano. Abandonado de todos, se vió vulnerable y tuvo que huír; anduvo errante por las selvas y los bosques, pasando hambre y fríos, para que no lo mataran. Cuentan algunos que fue devorado por los lobos. Otras fuentes dicen que terminó asesinado.
Como sucede en otros Libros Apócrifos, se relata sobre la sepultura de los apóstoles protagonistas del evangelio tras la resurrección de Yahushua, y de las fechas de algunos de estos sucesos. Del sepulcro del apóstol Shaul, aparece escrito ahí que éste se encontraba antiguamente en la Vía Ostiense, a dos millas de las puertas de la ciudad de Roma. Hoy, y después de tantos siglos, ya no se puede afirmar con ninguna certeza donde yacen sus restos mortales. Seguramente en algún momento posterior fueron removidos de allí en secreto por la comunidad creyente.
De los restos del apóstol Pedro no se tiene información concreta que sea confiable. Es posible que el lugar de su tumba haya permanecido un secreto.
Queridos míos, todos estos relatos y eventos nos deben de llenar a nosotros de fe. Pedro y Pablo ambos tenían una firme seguridad de su esperanza, y debido a su vida dedicada a Mashiaj, y su consagración al servicio de los hermanos, estos dos apóstoles tenían incontables buenas obras escritas a su favor, ¡y ellos lo sabían!
¡Saber eso era lo que les hacía tener esa seguridad de su esperanza---que era saber que tan pronto murieran iban a pasar a vida eterna con Mashiaj! Y eso es lo mismo que todos nosotros tenemos que saber y sentir...para que nunca nuestra fe nos flaquee...
...pero para ello necesitamos cumplir con Nuestro Amo y tener mas y mejores "buenas obras hechas en amor" a favor del prójimo, ¡y sobretodo de los demás "hermanos en la fe"!
Shalom ubrajot a todos, queridos amigos y hermanos, y que Nuestro Abba Yahweh los siga guiando y edificando en la fe y santidad de los originales y fieles seguidores de Nuestro Amo Yahushua Ja Mashiyahj.
Se despide amorosamente de Ustedes,
con todo el afecto genuino de Yahushua Ja Mashiaj,
su hermano y siervo,
Rafael